En 1996, mientras se desarrollaba el festival “La Patagonia Canta” en San Carlos de Bariloche, nos conocimos con Nelson, a instancias del impulsor de ese encuentro, el entrañable Pantaleón González.
Fue guitarra en mano, ida y vuelta. Nos acompañaban Hilda Alvarado, Los Ranquelinos, Pamela Díaz, Gurí Jaquez (Todos cantores de La Pampa).
Roberto Goijman (de la Revista Patagonia Poesía) era el cronista minucioso de esa tenida.
Lentamente me sentí conmovido por su canción austera, profunda, rica y original; la urdimbre que iba tramando en su guitarra.
La impenetrable sobriedad que trasmitía me hizo ver en él, a un cantor de los que, seguramente, el tiempo hará que su región y el país reconozcan como genuino.
Durante estos años me preguntaba porqué la voz y el decir de Nelson sólo estaban reservados a públicos de nuestra Patagonia.
Merced al conocimiento y respeto que Javier Chalup tiene de su obra, es que finalmente, llega a nuestras manos, esta selección de canciones que nacieron entre las veces y entonces que Ávalos se mete en la piel y la entraña de su gente, para que sigamos reconociéndonos.
La canción de autor le da la bienvenida, ya que no abundan hoy los sabedores de silencios.
Julio Lacarra
Buenos Aires, febrero del 2009
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